Francisco Verdú Pons está llamado a ocupar las primeras planas de los periódicos por su relación con las tarjetas black de Bankia. O, por decirlo con propiedad, por su no relación con estas tarjetas de la ignominia. Resulta que Verdú, exconsejero delegado de la entidad bancaria, tuvo la osadía y el decoro de rechazar un privilegio ilícito que sí aceptaron veintiún prohombres de nuestra maltrecha economía, ahora asediados por la Justicia. Verdú seguramente no hubiera sido noticia estos días si no fuera porque es el único directivo de Bankia que rechazó dichas tarjetas. Su probada y solitaria decencia no hace sino magnificar la colectiva indecencia de sus compañeros de finanzas. “El infierno son los otros”, de Sartre, aquí se hace realidad.