Estas Navidades siniestras | Gabriel García Márquez

Navidades siniestras, Gabriel García Márquez

Ya nadie se acuerda de Dios en Navidad. Hay tanto estruendo de cornetas y fuegos de artificio, tantas guirnaldas de focos de colores, tantos pavos inocentes degollados y tantas angustias de dinero para quedar bien por encima de nuestros recursos reales que uno se pregunta si a alguien le queda un instante para darse cuenta de que semejante despelote es para celebrar el cumpleaños de un niño que nació hace dos mil años en una caballeriza de miseria, a poca distancia de donde había nacido, unos mil años antes, el rey David.

La noche de Margaret Rose, de Francisco Tario (1001 cuentos)

la noche de Margaret Rose, relato de Francisco Tario

Os traemos un nuevo relato corto para la sección 1001 Cuentos (Los mejores cuentos literarios de la Historia), en este caso del autor mexicano Francisco Tario. Su historia corta «La noche de Margaret Rose» es una de las recomendaciones que hace Alejandra Amatto, docente e investigadora en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, recogidos en un post, «Seis cuentos de terror en español que debes leer» (Gatopardo).

En dicho post se recuerda que Gabriel García Márquez reconocía «La noche de Margaret Rose» como «uno de los mejores cuentos del siglo XX».

4 relatos cortos colombianos (Senegal, Restrepo, Arciniegas, García Márquez)

4 relatos cortos colombianos

Se trata de tres relatos muy cortos, de Umberto Senegal, José Raúl Jaramillo Restrepo, Triunfo Arciniegas, y otro más extenso del Premio Nobel Gabriel García Márquez.

Los publicamos precisamente según la extensión, de menos a más. El más largo, el de García Márquez, se lee casi como si de una breve obra de teatro se tratara.

Juan Rulfo. Las sombras y los murmullos del mundo rural mexicano

Juan Rulfo

De aquel triste lugar le quedó como recuerdo la dureza de la disciplina propia de un sistema carcelario y, como resultado, una propensión a padecer profundas depresiones, que nunca le abandonaron. En palabras suyas: “Fue una de las épocas en que me encontré más solo y donde conseguí un estado depresivo que todavía no se me puede curar”.

Anecdotario literario

Gabriel García Márquez

“Estábamos en San Francisco con Mario (Vargas Llosa). Él me dijo que escribía de tal hora a tal hora, y ese tipo de cosas. Al final yo le dije: Mirá, lo que pasa es que vos tenés con la literatura relaciones conyugales. Para mí es una puta. Si viene, viene. Mario se sienta a escribir, y si no le salen bien las cosas, putea y sigue. Yo no. Yo me pararía, me iría a pasear, y volvería al otro día para ver si la cosa estaba a punto”.

Me alquilo para soñar, un cuento de Gabriel García Márquez

me alquilo para soñar, Gabriel García Márquez

ME ALQUILO PARA SOÑAR (cuento)

A las nueve de la mañana, mientras desayunábamos en la terraza del Habana Riviera, un tremendo golpe de mar a pleno sol levantó en vilo varios automóviles que pasaban por la avenida del malecón, o que estaban estacionados en la acera, y uno quedó incrustado en un flanco del hotel. Fue como una explosión de dinamita que sembró el pánico en los veinte pisos del edificio y convirtió en polvo el vitral del vestíbulo. Los numerosos turistas que se encontraban en la sala de espera fueron lanzados por los aires junto con los muebles, y algunos quedaron heridos por la granizada de vidrio. Tuvo que ser un maretazo colosal, pues entre la muralla del malecón y el hotel hay una amplia avenida de ida y vuelta, así que la ola saltó por encima de ella y todavía le quedó bastante fuerza para desmigajar el vitral.

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Ojos de perro azul, un cuento de García Márquez

Entonces me miró. Yo creía que me miraba por primera vez. Pero luego, cuando dio la vuelta por detrás del velador y yo seguía sintiendo sobre el hombro, a mis espaldas, su resbaladiza y oleosa mirada, comprendí que era yo quien la miraba por primera vez. Encendí un cigarrillo. Tragué el humo áspero y fuerte, antes de hacer girar el asiento, equilibrándolo sobre una de las patas posteriores. Después de eso la vi ahí, como había estado todas las noches, parada junto al velador, mirándome. Durante breves minutos estuvimos haciendo nada más que eso: mirarnos. Yo mirándola desde el asiento, haciendo equilibrio en una de sus patas posteriores. Ella de pie, con una mano larga y quieta sobre el velador, mirándome. Le veía los párpados iluminados como todas las noches. Fue entonces cuando recordé lo de siempre, cuando le dije: «Ojos de perro azul». Ella me dijo, sin retirar la mano del velador: «Eso. Ya no lo olvidaremos nunca». Salió de la órbita suspirando: «Ojos de perro azul. He escrito eso por todas partes».

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Una historia con ángel de García Márquez

Una historia con ángel muy brillante de García Márquez es lo que podéis leer a continuación. El cuento narra la aparición de un hombre viejo («Un señor muy viejo con unas alas enormes») que aparece tirado en el fondo del patio de una casa asolada por los cangrejos. Poco a poco, todos tienden a pensar que se trata de un ángel…

García Márquez demuestra en este cuento, una vez más, su destreza con los diálogos. En su obra los diálogos son siempre escasos pero certeros. Tanto es así, que solo hay un pie de diálogo en toda la narración, si bien va a constituirse desde las primeras líneas en el motor de la historia: la creencia de que el viejo del que nada saben y que no se comunica con nadie es un ángel.

—Es un ángel –les dijo—. Seguro que venía por el niño, pero el pobre está tan viejo que lo ha tumbado la lluvia.

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¿Jack London, xenófobo?

Jack London

Por Ernesto Bustos Garrido

Es casi una norma: los escritores que venden mucho (los llamados best sellers) generalmente son objeto del desprecio de los críticos y de sus propios colegas. Ejemplos sobran. La chilena Isabel Allende, traducida permanentemente a otros idiomas, y con miles y miles de copias de sus obras vendidas, carga sobre su espalda el rótulo de poseer una escritura básica o que es una mala copia de Gabriel García Márquez. Cuando fue postulada al Premio Nacional de Literatura no faltaron los que la dispararon artillería de grueso calibre, menoscabando su trayectoria y sus éxitos editoriales. Dijeron que no era merecedora a esa distinción. A pesar de ello en 2010 le concedieron el galardón, bien merecido, según una parte importante de la crítica y con el apoyo de la mayoría del mundo lector.

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