Microrrelato de Gabriel Jiménez Emán: «El idiota»

Cuando el sabio señaló la luna, el idiota se quedó mirando el dedo del sabio, y vio que se trataba del índice. Era un dedo arrugado, envuelto en una epidermis desgastada, cuyo tejido anterior se hacía tan fino que el espesor de la sangre, fragmentado en pequeños puntos rojos, se dividía a su vez en forma de tabique, debido a las líneas irregulares que en grupos de cinco separaban a las falanginas de las falangetas.

Microrrelato de Gabriel Jiménez Emán: Pequeño cielo

INTERNACIONAL MICROCUENTISTA: ¿Por qué crees que se ha producido el auge reciente de la microficción?
GABRIEL JIMÉNEZ EMÁN: Creo que es porque hay una necesidad de leer cosas inteligentes en un tiempo relativamente corto, el microrrelato llama la atención por su vertiginosidad, por su eclecticismo, por su poder de síntesis, por su humor, por su capacidad lúdica. En la sociedad actual, dominada por el uso de aparatos y de imágenes audiovisuales, la gente tiende a leer cosas breves, pero eso sí, que sean inteligentes, divertidas, osadas, iconoclastas, y eso lo encuentran en la minifición, creo yo.