
«Se suele incluir a Gabriel Miró dentro del grupo novecentista, cómoda etiqueta puesta a una serie de escritores que, no poseyendo rasgos estilísticos comunes, se dieron a conocer en la década 1915-25. En este supuesto grupo, junto a Valle-Inclán, Ortega, D’Ors y Pérez de Ayala, se coloca a M., cuya obra arranca del modernismo poético pero con unas notas tan propias, con un mundo novelesco tan sui generis, que no deja resquicio a una posible fusión con el resto de sus coetáneos. Considerada su obra en conjunto, novelas y relatos, podríamos incluirla dentro de un posmodernismo impresionista fuertemente sensorial. Miró es un auténtico poeta en prosa, un formidable paisajista y un hombre profundamente enamorado de su tierra. Le atrajo el mundo mediterráneo en su plenitud y lo describe como un inmenso panorama sin perspectiva, siempre sugerente y horizontal, como un cuadro de los primitivos italianos, lleno de color suavemente matizado por la intensidad cegadora de la luz».
P. Correa Rodríguez