A James Salter, que era uno de los más grandes escritores americanos de la segunda mitad del siglo XX, el reconocimiento le llegó muy tarde. Una vez me contó que había dado una lectura en una librería de Denver a la que sólo habían asistido dos señoras mayores con pinta de haberse equivocado de sitio, y un viejo vagabundo que no dejaba de toquetear la bolsita marrón donde llevaba la preceptiva botella de licor. Mientras Salter leía fragmentos de sus cuentos y novelas ante aquellas dos señoras -el vagabundo ya se había quedado dormido-, le llegaban los aullidos del público que veía un partido de los Broncos en la televisión. «Así es la gloria literaria», sentenció al final del e-mail donde me contaba aquello.
Harold Bloom
Los mejores 1001 cuentos literarios de la Historia: «La casa Tellier», de Guy de Maupassant
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Guy de Maupassant (1850-1893) |
Cuesta resistirse a la exuberancia cuando se cuentan historias, y Maupassant nunca escribió nada con mejor gusto y saber que «La casa Tellier». Este cuento de la Normandía tiene calidez, tiene risa, sorpresa e incluso una suerte de introspección espiritual. El éxtasis pentecostal que inflama a toda la concurrencia es tan auténtico como el llanto de las putas que lo enciende. La ironía de Maupassant es marcadamente más amable (aunque menos sutil) que la de su maestro Flaubert. Y la historia es algo subida de tono, pero sin ser lasciva, siguiendo el espíritu shakesperiano; engrandece la vida sin hacer de menos a nadie.
Los mejores 1001 poemas de la Historia: «La retama», de Giacomo Leopardi
Para el gran crítico literario Harold Bloom, «La ginestra» (traducido en castellano como «La retama») es el mejor poema de Giacomo Leopardi, una de las grandes figuras del romanticismo italiano. Por su pesimismo vital, algunos consideran que Leopardi es precursor del filósofo Arthur Schopenhauer.
Doy las palabras de Bloom en el que cita «La ginestra» y a continuación el poema.
Sherwood Anderson bajo la lupa de Harold Bloom
El controvertido crítico literario Harold Bloom, adicto a los cánones, dedica este breve capítulo de Cuentos y cuentistas. El canon del cuento (Páginas de Espuma, 2009) a la figura del escritor Sherwood Anderson, quien fuera el maestro y promotor de William Faulkner cuando este estaba al inicio de su carrera. Bueno, a decir verdad, Bloom se centra casi específicamente en el cuento de Anderson que más le gusta, «Muerte en el bosque», publicado en 1933.