El ocaso de las Humanidades

Dice el erudito George Steiner que para enseñar literatura hay que tener un punto de iluminado. Tiene razón. He tenido profesores de ese tipo –de literatura o de otras materias–, hombres y mujeres que se dirigían a la clase imbuidos de una pasión incontrolable, los ojos vidriosos, a punto de levitar por la emoción. Estos profesores nos hacían creer –quizá fuera cierto– que estábamos asistiendo a un capítulo singular de la Humanidad mientras nos explicaban los avatares de la Revolución Rusa, las últimas malandanzas de los dioses de Homero o la resolución de una raíz cuadrada. Era su pasión desbordada más que el interés intrínseco por las materias que impartían lo que conseguía que algunos perezosos como yo apartáramos por un instante nuestra atención en las musarañas y la dirigiéramos hacia sus arrebatadas enseñanzas. En aquellas clases enardecidas, febriles, había mucho de enseñanza pero también de arenga: inconscientemente nos incitaban no solo a apasionarnos por su asignatura sino por el conocimiento en general.

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El Diario Down: Cita con el doctor

Bueno, ponerse malo sí puede, lo que no puede es curarse. Verá, doctor, lo que realmente me gustaría es irme a casa de mi madre para que me cuide, que me cuide como cuando era un niño y tenía unas décimas de fiebre y entonces yo no me levantaba de la cama en un par de días, porque no tenía perros, ni mujer ni hijos, ni facturas que pagar, solo tenía fiebre, que no es poca cosa.

Cuento breve recomendado: «Homero», de Eduardo Galeano

"Eduardo Galeano", "microrrelatos"
Escritor Eduardo Galeano. Fuente de la imagen

«A veces se confunde la ‘libertad de expresión’ con ‘la libertad de presión’; o se le reduce a la voluntad de grupos de empresarios que deciden qué noticias existen y qué noticias no existen. Entonces lo principal para abrir un espacio nuevo que sea de veras una respuesta democrática a ese totalitarismo que confunde la comunicación con un negocio (cuando la comunicación es en realidad un derecho humano, no un negocio) lo más importante es que esos espacios nuevos sean de veras abiertos, que no sean «Miedos de comunicación» sino Medios de Comunicación, donde se escuchen voces diversas, donde haya plena libertad para que la comunicación sea Comunicación DE VERDAD».

E. G.

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