
Rescato un cautivador pasaje de Cuentas conmigo mismo. Diarios, del periodista y escritor italiano Indro Montanell, donde se da cuenta de algunas delicatessen intelectuales que amenizaron la cena que mantuvo con el escritor argentino.
Indro Montanelli cena con Borges
Milán, 21 de mayo. Ceno con Borges, llegado repentinamente de Venecia (se marcha mañana a Lisboa y a Buenos Aires) en casa del editor Ricci. Me causa la impresión, físicamente incluso, de alguien más anglosajón que español. Me confirma, en efecto -y con todo el aspecto de sentirse orgulloso- que una de sus abuelas era inglesa. Pero siente orgullo también por sus antepasados militares, entre ellos un general que infligió una severa derrota a los indios. Conversador delicioso, aunque lleno de pundonor filológico: le fascina el origen de las palabras, incluso de las más insignificantes. Staglieno, que lo acompaña, me dice que es un riguroso calvinista. Debe de ser verdad porque un elogio mío a Weber lo entusiasma. Le preguntó cuándo empezó a quedarse ciego.