Isabel Allende, corista durante un día

Nuestro colaborador Ernesto Bustos Garrido nos ofrece esta curiosa reliquia, un reportaje de Isabel Allende, contando cómo, por circunstancias de la vida, acudió cierto día de 1973 a la sala Bim Bam Bum para ofrecerse como corista. ¡Sí, como corista, habéis leído bien!

Como explica Ernesto en su artículo “El mundo de Isabel Allende y Eva Luna”,

«Ella era una joven periodista con formación universitaria, cuyas crónicas y reportajes destacaban por su audacia. Formaba parte de la plantilla de una revista semanal (Revista Paula) que tocaba temas de mujeres principalmente, con mensajes directos y explícitos hacia los hombres y su inveterado machismo. Isabel tuvo allí su mejor escuela. Un día la directora de la publicación la mandó a enterarse de la vida secreta de las bailarinas de teatro y cabaret. Isabel se hizo pasar junto a una amiga como postulantes a corista, y en la primera audición debió quitarse la ropa. Reconoce que se llenó de vergüenza, no por mostrar su delicado y armonioso cuerpo, sino porque ese día ella andaba con calzones de lana».

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¿Jack London, xenófobo?

Jack London

Por Ernesto Bustos Garrido

Es casi una norma: los escritores que venden mucho (los llamados best sellers) generalmente son objeto del desprecio de los críticos y de sus propios colegas. Ejemplos sobran. La chilena Isabel Allende, traducida permanentemente a otros idiomas, y con miles y miles de copias de sus obras vendidas, carga sobre su espalda el rótulo de poseer una escritura básica o que es una mala copia de Gabriel García Márquez. Cuando fue postulada al Premio Nacional de Literatura no faltaron los que la dispararon artillería de grueso calibre, menoscabando su trayectoria y sus éxitos editoriales. Dijeron que no era merecedora a esa distinción. A pesar de ello en 2010 le concedieron el galardón, bien merecido, según una parte importante de la crítica y con el apoyo de la mayoría del mundo lector.

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Cuento de Isabel Allende: Si me tocaras el corazón

…por un tiempo se extasiaron en una intimidad absoluta que confundieron con el amor

Amadeo Peralta se crió en la pandilla de su padre y llegó a ser un matón, como todos los hombres de su familia. Su padre opinaba que los estudios son para maricones, no se requieren libros para triunfar en la vida, sino cojones y astucia, decía, por eso formó a sus hijos en la rudeza. Con el tiempo, sin embargo, comprendió que el mundo estaba cambiando muy rápido y que sus negocios necesitaban consolidarse sobre bases más estables.