Los mejores 1001 cuentos literarios de la Historia: «Mientras ella duerme», de Norberto Luis Romero

[vc_row][vc_column width=»1/1″][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/1″][vc_column_text]

Mujer leyendo en la cama, de Fernando Botero

 

Jesús Esnaola Moraza, autor de narraciones como «SOS», nos recomienda el cuento «Mientras ella duerme», del escritor argentino Norberto Luis Romero, ganador del Premio Tiflos por el libro de cuentos Canción de cuna para una mosca doméstica (ONCE, 1995). Otros de sus libros son El momento del unicornio (1996 y 2009), Signos de descomposición (1996), La noche del Zeppelín (1999), Ceremonia de máscaras (2003) o Bajo el signo de Aries (2005).

(Más información sobre Norberto Luis Romero en su web).

Norberto Luis Romero, por su parte, nos recomienda el cuento «Consecuencias», de Rosalba Campra.  

Sigue leyendo

narrativa_newsletterp

Los años de la lluvia

microrrelatos, Jesús Esnaola Moraza, años de la lluvia
Los años de la lluvia, de Jesús Esnaola Moraza (Paréntesis, 2012)

 

Hacía tiempo que no publicaba ninguna narración de Jesús Esnaola Moraza (Donostia, 196), de quien ya leímos microrrelatos como SOS. Esnaola publicó recientemente en la editorial seviallana Paréntesis su colección de microrrelatos Los años de la lluvia. Estas dos nuevas piezas que ahora os ofrezco forman parte de un nuevo libro en el que está trabajando, aún sin título.

Jesús Esnaola coordina el blog El doctor Frankenstein, supongo.

LA CIGÜEÑA NEGRA

Desde el campanario más alto de la comarca domina los pueblos dispersos por el valle. De lejos parece una cigüeña pero sin las plumas blancas que a éstas les otorgan respetabilidad y elegancia. Sólo destaca en su negrura un gran pico rojo con el que crotora por la noche, tras lo cual se queda muy tiesa y escucha al valle, lo que el eco le devuelve. Después, como un oráculo que anticipa el porvenir, cierra los ojos un segundo y alza el vuelo, en busca del origen del sonido.

Su vuelo es circular, silencioso, sólo la delata el batir de alas que la ayuda a frenar para posarse. Tal vez si fuera mortal prestaría más atención a las maniobras de los Olvidados que, cuando la sienten acercarse, cuando perciben la breve brisa de muerte que trae su aleteo, se encierran en sus casas y cenan reunidos, abrazan a sus hijos y los consuelan, cada uno convencido de la inocencia de sus pequeños.

Porque a la mañana siguiente, cuando los niños salen de casa para ir al colegio, a bañarse al río, o a acompañar a padre y madre a realizar las tareas del campo, la cigüeña negra los sobrevuela, encuentra al error del que el eco le habló por la noche y lo pinza con su pico por el pantalón, la camisa o los pelos, si es necesario, para llevárselo volando, de vuelta, al lugar de donde nunca debió salir.

Y el pueblo queda triste unos días, sólo unos días, que después se pasa todo.

Sigue leyendo

narrativa_newsletterp