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El Diario Down: Los grandes planes
Un conocido bienintencionado que lee este diario me cuenta por email que unos amigos suyos tienen un hijo con el síndrome de Down; me cuenta, además, que su mujer trabaja en un centro de educación, donde ha cuidado consecutivamente a dos niños Down. En sus líneas se percibe un sincero afecto por estos pequeños “que se hacen querer muchísimo”. Y es cierto, a un niño Down se le quiere y se le aprecia incluso un poco más que a uno normal, quizá porque tienen el don innato de activar nuestros mejores deseos y nuestros instintos maternales. Un bebé Down podría hacer feliz incluso al malhumorado Mr. Scrooge de Charles Dickens. Lo digo completamente en serio.