Cuento de Juan Pardo Vidal: El efecto coriolis

Cuento, Juan Pardo Vidal, El efecto coriolis
Juan Pardo Vidal. Fuente de la imagen

Cuento de Juan Pardo Vidal: El efecto coriolis

Hay quien le da vueltas al café con leche durante minutos, a sabiendas de que hace ya mucho tiempo que el azúcar se ha disuelto por completo. Giran una y otra vez la cucharilla, innecesariamente, ajenos a que las estructuras moleculares de la glucosa están de sobra integradas en las de la leche, y al hecho de que, si el café estaba muy caliente, también hace minutos que se cumplió la segunda ley de la termodinámica y se ha enfriado de sobra como para poder tomarlo. Es difícil saber si se quedan absortos mirando el pequeño embudo que la inercia del movimiento circular provoca o si les interesa más comprobar cómo la espuma de la leche es atraída y succionada por el ojo del remolino que se forma en el centro de la superficie del vaso. Una especie de agujero de gusano que comunica el presente con los recuerdos del pasado, la dimensión del que desayuna con la dimensión de vaca. Pura mecánica cuántica láctea.

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Fragmento de La luz de la mesita de noche, de Juan Pardo Vidal

 

Fragmento, La luz de la mesita de noche, Juan Pardo Vidal
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Fragmento de La luz de la mesita de noche, de Juan Pardo Vidal

Si jamás anocheciera ella no sabría lo que es la soledad. Pi reconoce que ese instante de meterse dentro de la cama –independientemente de que las sábanas estén frías o calientes– es el único momento en el que duda si realmente ha sido una buena idea vivir así, sola.

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Cuento de Juan Pardo Vidal: Nada

Cuento de Juan Pardo Vidal: Nada
Cuento de Juan Pardo Vidal. Fuente de la imagen.

 

NADA

Juan Pardo Vidal

(cuento)

 

Nadar siempre. Una brazada tras otra, un largo tras otro, nadar y perder la cuenta, no conocer la distancia recorrida, ni el propósito, ni el tiempo, nadar, piscina corta, una patada tras otra, sin un objetivo, sólo porque sí, nadar para no ir a ninguna parte, no nadar para cruzar el estrecho y salir en la tele, ni para ir a la Olimpiada, ni para ver a tu amada, no nadar como Leandro cruzando el Helesponto, nadar sin motivo, no para ponerse en forma, no para definir algo inútil, nadar gordo o flaco, nadar hasta la náusea, nadar como se escribe poesía, nadar produce tristeza, escribir poesía produce tristeza, nadar es escribir poesía, correr es escribir prosa, nadar es mirar esas extrañas ascuas que titilan en el fondo de la piscina, perseguirlas inútilmente, maldecir las gafas, entra agua, nadar y hacer la lista de la compra,

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