Por decirlo en corto: que la escritura de microrrelatos sea una actividad de moda en los últimos años se debe en gran medida a la creencia (consciente o inconsciente) de que se trata de un género asequible, fácil. Pero si aceptamos -y yo lo acepto con muchas reservas- que un buen microrrelato lo escribe casi cualquiera, habrá que aceptar también que un buen libro de microrrelatos no está al alcance de casi nadie, sobre todo si quienes lo cultivan no le rinden el debido respeto. Frente a tanta ligereza y tanta molicie, opino que sin una formación literaria consolidada -que no se alcanza en cuatro o cinco tardes- es difícil domesticar este género, como difícil es domesticar cualquier otro…