Cuento breve recomendado: «Estado de sitio», de Elena Poniatowska

Cuento breve de Elena Poniatowska

 

 “A los 20 años de edad me hubiera gustado saber lo que sé ahora, pero desgraciadamente uno aprende con el tiempo, con los trancazos, con los libros y con la edad te vuelves también más vulnerable y más crítico, más autocrítico: cuando eres joven te lanzas como los cachorros, pero a esta edad ya te fijas, analizas los riesgos.” 

“Siempre pienso que fallé y luego creo que, a lo mejor, no hay que dedicarle tanta pasión a la literatura, pero es como una droga. La literatura y el periodismo son una droga, que te agarran y no te sueltan. Por eso, ahora pienso que lo primero en mi vida son mis hijos y mis nietos. Y después todo lo que es el trabajo, el periodismo y el deseo de que le vaya mejor a mi país.” 

“Estoy agradecida por ser una mujer afortunada. Percibo el cariño de la gente, tengo tres hijos y 10 nietos, unos seres humanos muy completos y generosos. Vivo rodeada por una iglesia, la de San Sebastián, un limonero, dos jacarandas y muchas flores”.

 E. P

 

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Cuento breve recomendado: «El guardagujas», de Juan José Arreola

Juan José Arreola
El guardagujas. Fuente de la imagen

Arreola es uno de esos «raros» con que México tiene el privilegio de engrosar sus listas literarias. Nacido en 1918 en Zapotlan, se distingue, a juicio del que escribe, principalmente por el espíritu lúdico de que dota su narrativa. Los continuos juegos de humor, de absurdo, de jerga indígena, de piruetas que el autor iberoamericano lleva a cabo, lo confirman como un hiperactivo de la escritura. En su libro Confabulario definitivo, que tiene edición en Cátedra, se muestra todo su talento, y siendo más específico, en uno de los cuentos, el de «El guardagujas», se concentran todas sus cualidades para dar el fruto de una narrativa de lo más peculiar. Así pues, centrémonos en este cuento para intentar componer una idea aproximada de lo que es su literatura.

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Cuento breve recomendado (240): “El componedor de cuentos”, de Mariano Silva y Aceves

Las mejores narraciones de Silva y Aceves, por lo general, tienden a sugerir el carácter algo irreal, absurdo, casi fantástico de sus personajes aunque hay también cuentos cuya temática violenta hace pensar en los que escribiría más tarde Juan Rulfo. Sus textos son el resultado de un agudo sentido de observación a menudo matizado por un fino espíritu irónico o humorístico. La brevedad, la pulcritud estilística, la sutileza irónica, la presencia de lo absurdo son algunos de los elementos que hacen de Silva y Aceves no sólo uno de los cuentistas más destacados de su generación sino un insospechado precursor de Arreola y Monterroso

Serge I. Zaytzeff

Cuento breve recomendado: «La identidad», de Elena Poniatowska

cuento de Elena Poniatowska

 

«A los 20 años de edad me hubiera gustado saber lo que sé ahora, pero desgraciadamente uno aprende con el tiempo, con los trancazos, con los libros y con la edad te vuelves también más vulnerable y más crítico, más autocrítico: cuando eres joven te lanzas como los cachorros, pero a esta edad ya te fijas, analizas los riesgos.”

“Siempre pienso que fallé y luego creo que, a lo mejor, no hay que dedicarle tanta pasión a la literatura, pero es como una droga. La literatura y el periodismo son una droga, que te agarran y no te sueltan. Por eso, ahora pienso que lo primero en mi vida son mis hijos y mis nietos. Y después todo lo que es el trabajo, el periodismo y el deseo de que le vaya mejor a mi país.”

«Estoy agradecida por ser una mujer afortunada. Percibo el cariño de la gente, tengo tres hijos y 10 nietos, unos seres humanos muy completos y generosos. Vivo rodeada por una iglesia, la de San Sebastián, un limonero, dos jacarandas y muchas flores».

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Cuento breve recomendado: «El ramo azul», de Octavio Paz

el ramo azul, cuento de Octavio Paz

En un intenso monólogo, en primera persona y como si fuera un sueño, “El ramo azul” cuenta una extraña historia en un extraño pueblo y con un extraño personaje que con la más pasmosa naturalidad trata de sacarle los ojos al protagonista-narrador para ofrecerle a su novia un ramito de ojos azules. Una escenografía misteriosa envuelve esta historia surrealista que, como es frecuente en la obra de Paz, no sigue la llamada escritura automática,
-¿Qué quieres?

-Sus ojos, señor –contestó la voz suave, casi apenada.

-¿Mis ojos? ¿Para qué te servirán mis ojos? Mira, aquí tengo un poco de dinero. No es mucho, pero es algo. Te daré todo lo que tengo, si me dejas. No vayas a matarme.

-No tenga miedo, señor. No lo mataré. Nada más voy a sacarle los ojos.

Cuento breve recomendado: «Literatura», de Julio Torri

El novelista, en mangas de camisa, metió en la máquina de escribir una hoja de papel, la numeró, y se dispuso a relatar un abordaje de piratas. No conocía el mar y sin embargo iba a pintar los mares del sur, turbulentos y misteriosos; no había tratado en su vida más que a empleados sin prestigio romántico y a vecinos pacíficos y oscuros, pero tenía que decir ahora cómo son los piratas; oía gorjear a los jilgueros de su mujer, y poblaba en esos instantes de albatros y grandes aves marinas los cielos sombríos y empavorecedores.

Entrevista a Uberto Stabile

Uberto Stabile, entrevista
Uberto Stabile. Foto: María Carvajal

Con motivo del II Encuentro de Escritores por Ciudad Júarez, nuestra compañera María Carvajal ha entrevistado al poeta Uberto Stabile, muy vinculado al movimiento que apoya este acto que va más allá de lo literario y que se va a celebrar el próximo 1 de septiembre en casi 140 pueblos y ciudades de 25 países y 4 continentes. Uberto Stabile se dedica a la gestión cultural y trabaja intensamente en las relaciones culturales entre España y México.

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Cuento breve recomendado: «Te quiero a las diez de la mañana», de Jaime Sabines

Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.