
«Lectora confesa, no duda en señalar a los cuentos de Andersen, Peter Pan o las narraciones que de pequeña le leía su padre como los ‘culpables’ de la adicción a los libros, una pasión que le acompaña «desde que tengo uso de conciencia, ya que siempre han sido mis compañeros, antes que las muñecas», y que ha traslado a su hijo al que siempre ha intentado fomentar la imaginación. «Los niños siguen teniendo la misma imaginación, lo que pasa es que sí es verdad que dárselo todo masticado hacen que esa imaginación sea más perezosa. Ahora ya no leen tanto, solo cómics, o juegan o ver la tele, pero los culpables de esto es el entorno. Yo no voy a dar lecciones de esto, pero son más culpables de los defectos de los niños los padres que los propios niños. Es una lástima que algunos se olviden de su infancia, aunque siempre la llevan encima que siempre marca».
Silvia Rubio Taberné