
Poema de Manuela Ipiña: Pirómanos
Dejaron las huellas
de todas las manos
que nunca bastaron.
Corrección de estilo, historias cortas, cuentos, poemas, entrevistas literarias…
Dejaron las huellas
de todas las manos
que nunca bastaron.
(1)
Cansado de escuchar sus problemas y de sentirse observado, aquella noche su ombligo decidió comérselo y, formando un sumidero, se lo tragó en espiral.
Cuando se levantó a la mañana siguiente había perdido los kilos que le estorbaban y las arrugas sonreían al verle por primera vez, libre como un pájaro. Abrió la ventana y echó a volar.