Nunca se consideró un exiliado político. Había abandonado su tierra por un extraño impulso que se fraguó en tres etapas. La primera, cuando lo abordaron sucesivamente cuatro mendigos en la Avenida. La segunda, cuando un ministro usó la palabra Paz en la televisión e inmediatamente comenzó a temblarle el párpado derecho. La tercera, cuando entró a la iglesia de su barrio y vio que un Cristo (no el más rezado y colmado de cirios sino otro alicaído, de una nave lateral) lloraba como un bendito.
Mario Benedetti
Aquí encontrarás todo lo publicado en Narrativa Breve que tenga relación con el escritor Mario Benedetti (1920-2009), uno de los escritores latinoamericanos más importantes del siglo XX. Benedetti es un autor aclamado por la crítica y por los lectores. Poeta, narrador (cuentos y poemas), dramaturgo…
Como cuentista, destacan libros como Esta mañana y otros cuentos (1949), Montevideanos (1959), La muerte y otras sorpresas (1968) o El porvenir de mi pasado (2003)
Cuento de Mario Benedetti: Mucho gusto
Se habían encontrado en la barra de un bar, cada uno frente a una jarra de cerveza, y habían empezado a conversar al principio, como es lo normal, sobre el tiempo y la crisis; luego, de temas varios, y no siempre racionalmente encadenados. Al parecer, el flaco era escritor, el otro, un señor cualquiera. No bien supo que el flaco era literato, el señor cualquiera empezó a elogiar la condición de artista, eso que llamaba el sencillo privilegio de poder escribir.
–No crea que es algo tan estupendo –dijo el Flaco–, también hay momentos de profundo desamparo en lo que se llega a la conclusión de que todo lo que se ha escrito es una basura; probablemente no lo sea, pero uno así lo cree. Sin ir más lejos, no hace mucho, junté todos mis inéditos, o sea un trabajo de varios años, llamé a mi mejor amigo y le dije: Mira, esto no sirve, pero comprenderás que para mí es demasiado doloroso destruirlo, así que hazme un favor; quémalos; júrame que lo vas a quemar, y me lo juró.
El señor cualquiera quedó muy impresionado ante aquel gesto autocrítico, pero no se atrevió a hacer ningún comentario. Tras un buen rato de silencio, se rascó la nuca y empinó la jarra de cerveza.
–Oiga, don –dijo sin pestañear–, hace rato que hemos hablado y ni siquiera nos hemos presentado, mi nombre es Ernesto Chávez, viajante de comercio –y le tendió la mano.
–Mucho gusto –dijo el otro, oprimiéndola con sus dedos huesudos–, Franz Kafka, para servirle.
Cuento de Mario Benedetti: Esa boca

ESA BOCA
Mario Benedetti
(cuento)
Su entusiasmo por el circo se venía arrastrando desde tiempo atrás. Dos meses, quizá. Pero cuando siete años son toda la vida y aún se ve el mundo de los mayores como una muchedumbre a través de un vidrio esmerilado, entonces dos meses representan un largo, insondable proceso. Sus hermanos mayores habían ido dos o tres veces e imitaban minuciosamente las graciosas desgracias de los payasos y las contorsiones y equilibrios de los forzudos. También los compañeros de la escuela lo habían visto y se reían con grandes aspavientos al recordar este golpe o aquella pirueta. Sólo que Carlos no sabía que eran exageraciones destinadas a él, a él que no iba al circo porque el padre entendía que era muy impresionable y podía conmoverse demasiado ante el riesgo inútil que corrían los trapecistas. Sin embargo, Carlos sentía algo parecido a un dolor en el pecho siempre que pensaba en los payasos. Cada día se le iba siendo más difícil soportar su curiosidad.
Microrrelato de Mario Benedetti: El hombre que aprendió a ladrar
Para Raimundo representó un día de gloria cuando su ladrido fue por fin comprendido por Leo, su hermano perro, y (algo más extraordinario aún) él comprendió el ladrido de Leo. A partir de ese día Raimundo y Leo se tendían, por lo general en los atardeceres, bajo la glorieta y dialogaban sobre temas generales.
Microrrelato de Mario Benedetti: Los bomberos
Bomberos. Fuente de la imagen |
LOS BOMBEROS
(microrrelato)
Mario Benedetti
Olegario no sólo fue un as del presentimiento, sino que además siempre estuvo muy orgulloso de su poder. A veces se quedaba absorto por un instante, y luego decía: “Mañana va a llover”. Y llovía. Otras veces se rascaba la nuca y anunciaba: “El martes saldrá el 57 a la cabeza”. Y el martes salía el 57 a la cabeza. Entre sus amigos gozaba de una admiración sin límites.
Algunos de ellos recuerdan el más famoso de sus aciertos. Caminaban con él frente a la Universidad, cuando de pronto el aire matutino fue atravesado por el sonido y la furia de los bomberos. Olegario sonrió de modo casi imperceptible, y dijo: “Es posible que mi casa se esté quemando”.
Cuento breve recomendado: «Cleopatra», de Mario Benedetti
El hecho de ser la única mujer entre seis hermanos me había mantenido siempre en un casillero especial de la familia. Mis hermanos me tenían (todavía me tienen) afecto, pero se ponían bastante pesados cuando me hacían bromas sobre la insularidad de mi condición femenina. Entre ellos se intercambiaban chistes, de los que por lo común yo era destinataria, pero pronto se arrepentían, especialmente cuando yo me echaba a llorar, impotente, y me acariciaban o me besaban o me decían: Pero, Mercedes, ¿nunca aprenderás a no tomarnos en serio?
Cuento breve recomendado: «Beatriz, una palabra enorme», de Mario Benedetti
![]() |
Mario Benedetti (1920-2009) |
“Quiero quedarme en medio de los libros / vibrar con Roque Dalton con Vallejo y Quiroga / ser una de sus páginas / la más inolvidable / y desde allí juzgar al pobre mundo / no pretendo que nadie me encuaderne / quiero pensar en rústica / con las pupilas verdes de la memoria franca / en el breviario de la noche en vilo mi abecedario de los sentimientos / sabe posarse en mis queridos nombres / me siento cómodo entre tantas hojas / con adverbios que son revelaciones / sílabas que me piden un socorro / adjetivos que parecen juguetes / quiero quedarme en medio de los libros / en ellos he aprendido a dar mis pasos / a convivir con mañas y soplidos vitales / a comprender lo que crearon otros / y a ser por fin / este poco que soy.”“Libros”, Montevideo, 2008M.B.BEATRIZ, UNA PALABRA ENORME
(cuento)
Mario Benedetti (Uruguay, 1920- 2009)
Los mejores 1001 cuentos literarios de la Historia: «La noche de los feos», de Mario Benedetti

José Sánchez Rincón, a quien ya conocemos por microrrelatos como “El sacrificio de Abraham” y “La centinela” y “La botella“, nos recomienda el cuento “La noche de los feos”, de Mario Bendetti, autor de cuentos imprescindibles como “Los pocillos“.
LA NOCHE DE LOS FEOS
1
Ambos somos feos. Ni siquiera vulgarmente feos. Ella tiene un pómulo hundido. Desde los ocho años, cuando le hicieron la operación. Mi asquerosa marca junto a la boca viene de una quemadura feroz, ocurrida a comienzos de mi adolescencia.
Tampoco puede decirse que tengamos ojos tiernos, esa suerte de faros de justificación por los que a veces los horribles consiguen arrimarse a la belleza. No, de ningún modo. Tanto los de ella como los míos son ojos de resentimiento, que sólo reflejan la poca o ninguna resignación con que enfrentamos nuestro infortunio. Quizá eso nos haya unido. Tal vez unido no sea la palabra más apropiada. Me refiero al odio implacable que cada uno de nosotros siente por su propio rostro.
Nos conocimos a la entrada del cine, haciendo cola para ver en la pantalla a dos hermosos cualesquiera. Allí fue donde por primera vez nos examinamos sin simpatía pero con oscura solidaridad; allí fue donde registramos, ya desde la primera ojeada, nuestras respectivas soledades. En la cola todos estaban de a dos, pero además eran auténticas parejas: esposos, novios, amantes, abuelitos, vaya uno a saber. Todos -de la mano o del brazo- tenían a alguien. Sólo ella y yo teníamos las manos sueltas y crispadas.
Cuento breve recomendado: «El otro yo», de Mario Benedetti
Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la nariz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.
El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente , se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse incómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo.
Los mejores 1001 cuentos literarios de la Historia (17): Los pocillos, de Mario Benedetti
El escritor extremeño Elías Moro es autor de libros de poesía como Contrabando (Editora Regional de Extremadura, Mérida, 1987), Casi humanos (bestiario) (Germanía, 2001) y Palos de ciego (El Pájaro Solitario, 2002), así como de libro de relatos como Óbitos súbitos (ERE, 2000). Su recomendación para Los mejores 1001 cuentos literarios de la Historia es «Los pocillos«, de Mario Benedetti .
Al final del cuento podéis ver un vídeo (con imagen estática) en el que el propio Mario Benedetti lee su relato corto «Los pocillos».