«La camarera», de Markus Orths
Orths utiliza un lenguaje seco, certero, nada retórico, para dar vida a esta mujer inadaptada que huye de sí misma. Los diálogos, veloces -el autor suele renunciar a las acotaciones-, son de lo mejor de la novela. Gracias a este recurso de despojamiento, los personajes pueden expresarse libremente sin la interferencia del narrador.