Mars One a la deriva

Mars One
Mars One. Fuente de la imagen

 

El proyecto Mars One es un filón periodístico y sociológico. Lo es si consigue su objetivo de enviar a 24 voluntarios a Marte en un viaje sin retorno, y lo es igualmente si todo se queda en un fiasco. Y por lo que he leído recientemente, el asunto apunta en esta última dirección.

El aburrimiento y la imaginación son extraños compañeros de cama. Unos escribimos novelas y otros recogen espárragos del campo, pero además de aburrido e imaginativo hay que ser tremendamente osado para tratar de establecer una sociedad humana en Marte, que sería algo así como el reverso de las comunidades alienígenas que, según afirman algunos iluminados, conviven con nosotros, pobres terrícolas, desde hace décadas. Y esa es precisamente la ocurrencia (enviar humanos a Marte) que tuvo Bas Lansdorp, un investigador holandés cuyo proyecto interplanetario ha recibido no pocas acusaciones de fraude.

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Carbohidratos

El veterano jugador de baloncesto Ray Allen ha seguido en los últimos meses una dieta paleolítica, libre de carbohidratos, que no solo no ha minado su salud sino que además le ha permitido perder cinco kilos. Dicen los compañeros de Allen que ha rejuvenecido y mantiene la forma física de cuando era universitario.

La noticia da que pensar. Si el jugador de los Heats está hecho un chaval por seguir una alimentación propia de los primates, a lo mejor resulta que la forma ideal de vivir en la modernidad es hacerlo imitando los hábitos de los antiguos. En la era de Internet nos encontramos ante un difícil dilema: no sabemos si sumarnos al viaje sin retorno a Marte organizado por la empresa Mars One o regresar a las cavernas, no sabemos si vestirnos con un traje presurizado o con piel de bisonte, si desplazarnos en una nave tripulada o a pie calzando sandalias de hueso.

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