Microrrelato de Francisco Rodríguez Criado: «Pechos»

El rostro de la mujer, que no cumplía ya los cincuenta, moldeó una sonrisa amiga en cuanto hice acto de presencia. Eso fue lo primero que encontré después de tanta oscuridad: la caricia de una sonrisa que insinuaba: “Llevo años esperándote”. Para no malograr sus sueños, me enamoré locamente de ella. Diré la verdad: no era atractiva. Tenía un peinado algo anticuado. Nada de Coco Chanel o salones de belleza.

Microrrelato de Martín Gardella: «Inspiración en cápsulas»

Una llamativa publicidad ofrecía una solución para escritores carentes de imaginación. Por unos pocos pesos, se recibía una encomienda por correo postal. “Para poder escribir una buena historia, nada mejor que vivirla”, era el lema del producto. El escritor quiso probar.

Microrrelato escondido: «[Autor del Génesis y del Báltico]»

Cuando en el siglo XVIII, unos científicos suecos descubrieron leves alteraciones en la línea costera del Báltico, los teólogos se apresuraron a enviar representantes al gobierno de Estocolmo exigiendo que fuera condenado este descubrimiento por no ser consistente con la doctrina del Génesis.

Cuento breve recomendado (6): «La montaña», de Enrique Anderson Imbert

El niño empezó a trepar por el corpachón de su padre, que estaba amodorrado en la butaca, en medio de la gran siesta, en medio del gran patio. Al sentirlo, el padre, sin abrir los ojos y sotorriéndose, se puso todo duro para ofrecer al juego del hijo una solidez de montaña. Y el niño lo fue escalando: se apoyaba en las estribaciones de las piernas, en el talud del pecho, en los brazos, en los hombros, inmóviles como rocas. Cuando llegó a la cima nevada de la cabeza, el niño no vio a nadie.

Cuento breve recomendado (1): «El suicida», de Enrique Anderson Imbert

«Al pie de la Biblia abierta -donde estaba señalado en rojo el versículo que lo explicaría todo- alineó las cartas: a su mujer, al juez, a los amigos. Después bebió el veneno y se acostó.Nada. A la hora se levantó y miró el frasco. Sí, era el veneno».