Ernestina y el señor de la perrita | Un cuento de Miguel Bravo Vadillo
Si Ernesto hubiese escogido el camino más corto, se habría topado, justo delante de la librería Universitas, con una joven desconocida llamada Ernestina –una muchacha de serena belleza y apariencia encantadora, alumna de último curso de Grado en Matemáticas–, que se habría detenido para preguntarle (no sin antes acariciar a la zalamera y sumisa perrita) en qué tienda había comprado aquel bonito collar que la Pomerania lucía.