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MAUSOLEOS LITERARIOS
Mientras en Madrid nos afanamos en rescatar, catalogar y validar los presuntos restos de Miguel de Cervantes, en Londres, por no quedarse atrás, adquieren previo pago de más de un millón de euros la mesa en la que Charles Dickens escribió Grandes esperanzas.
Los fetichistas culturales están de enhorabuena con tanto museo del escritor (¿qué ciudad europea no tiene uno o varios?), donde podrán lisonjear manuscritos, máquinas de escribir, viejos ordenadores, pipas de fumar, plumas, tinteros, cartas de amor o la lista de la compra de grandes escritores, muchos de los cuales, ay, se murieron de asco en vida.