Caprichos florentinos

 

Caprichos florentinos
Zidane y Florentino Pérez. Fuente de la imagen

El último capricho florentino ha durado siete meses y un día. En este tiempo el prestigio de Rafa Benítez no se ha dilapidado, pero sí mermado. Hablamos de un entrenador que, para empezar, no debería haber venido al club blanco. Benítez era el tercero en discordia en una relación que marchaba viento en popa: la de Ancelotti con el Real Madrid. El míster italiano gustaba a los jugadores, a los periodistas y a los aficionados, que le habríamos perdonado un año sin títulos. Pero Florentino Pérez, en su papel de alcahueta, decidió formalizar un triángulo amoroso e introdujo en él a un pretendiente que solo contaba con una bendición: la suya.

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