La leyenda del río Dos Brazos (cuento de Rafael Garcés Robles)
Al siguiente día, notaron la ausencia de los amantes, tanto en el Gran Templo como en la fortaleza de Pambio. Las orientaciones y las reseñas dadas por los correos cómplices bastaron para encontrarlos. Sobre la piedra que fue su primer y su último nido de amor, fueron hallados muertos. Sus corazones habían sido atravesados por flechas enemigas; sus brazos estaban enganchados y permanecían tomados de las manos, y sus miradas fijas parecían encontrarse en ese cielo donde habita Júpiter.