Privilegios
Si algo hemos aprendido con la crisis es que esta no aplaca el deseo de los privilegiados de serlo aún más. La cosa se complica cuando ese deseo, quizá legítimo, se convierte en “imposición”. Recordemos la huelga de los controladores aéreos de 2010 –ahora planeando una nueva huelga–, que no tuvieron empacho en paralizar el país con sus exorbitantes demandas económicas. Y qué decir de Sergio Ramos, que le ha echado un pulso al Real Madrid en su pretensión de que le suban el sueldo de seis a diez millones de euros. No estimo demasiado a Florentino Pérez como presidente, pero creo que hace bien en no ceder a las presiones de Ramos.