Relato corto de Francisco Rodríguez Criado: El vino hace milagros
No merece la pena entrar en detalles para explicarles por qué este servidor, licenciado en ingeniería como el número dos de su promoción, se encuentra en una situación económica tan precaria. Y digo que no merece la pena explicarlo porque mi mujer lleva siglos contando a unos y otros, con pelos y señales, ese asuntillo que me llevó a la ruina. Para qué darle más vueltas, entonces…
Lo que importa es que ayer tuve que hacer una visita a mi padre, a quien no había dirigido la palabra en los últimos diez años. No crean que fue una decisión fácil: mi mujer necesita rumiar detenidamente todo pensamiento que cruza por su mente; por eso, desde que se le ocurrió la idea de que yo pidiese ayuda a mi padre hasta que me echó a la calle de un puntapié pasaron al menos cinco minutos.