El origen de las traducciones literales, según Borges

 traducciones literales
Jorge Luis Borges

Borges dio una serie de conferencias (seis en concreto) sobre el género de la poesía en la Universidad de Harvard durante el curso correspondiente a 1967-1968. Esas conferencias están recogidas en un libro, Arte poética. Seis conferencias, publicado por la editorial Crítica en 2005, con prólogo de Pere Gimferrer y traducción de Justo Navarro. Sí, he escrito bien: traducción. Resulta que Borges no leyó estas conferencias sino que las pronunció (en inglés) ante el auditorio (por entonces estaba casi completamente ciego), algo que, teniendo en cuenta la calidad de esas reflexiones, da una idea de la gran capacidad intelectual de Borges, por no hablar de su inmensa memoria. (Por cierto, Chesterton, a quien Borges cita varias veces en el libro, era también aficionado a dar conferencias «a pelo», sin el apoyo de apuntes).

Transcribo del capítulo «La música de las palabras y la traducción» un pasaje muy interesante en el que Borges teoriza sobre el nacimiento de la traducción literal, que tiene, según él, una explicación teológica.
«[…] Durante toda la Edad Media, la gente no consideraba la traducción en términos de una transposición literal, sino como algo que era recreado: como la labor de un poeta que, habiendo leído una obra, la desarrollaba luego a su ser, según sus fuerzas y las posibilidades hasta entonces conocidas de su lengua.

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Curiosidades sobre traducciones

Traducciones
El Corán de Toledo

«Y, siguiendo con La Biblia, subrayaremos que a modo de posible leyenda urbana nos encontramos con la traducción que San Jerónimo hizo del Éxodo 34:29-35. Se dice que en el texto original se podía leer que Moisés emanaba “rayos de luz” de su cabeza cada vez que hablaba con Jesucristo. Sin embargo, la palabra “rayo” en hebreo (karan) también significa “cuernos” y parece ser que el traductor prefirió utilizar esta acepción porque entendía que nadie excepto Cristo podría irradiar luz. Por eso, en muchas pinturas y esculturas que representan la figura de Moisés (pensemos por ejemplo en la de Miguel Ángel) aparecen las dos protuberancias sobre su cabeza».

María Carvajal

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