
Four more years. Tres palabras, ni una más ni una menos. Con esta economía del lenguaje Obama anunciaba que había sido reelegido presidente de Estados Unidos. No pronunció estas palabras en un acto público organizado por su partido, rodeado de apasionados y sonrientes compañeros de fatigas políticas, sino en Twitter, que acaba de cumplir diez años de existencia. Puede parecer extraño que la persona quizá más influyente del planeta eligiera dar a conocer un hecho tan relevante en una red social, pero no hay que olvidar que Twitter ya tenía entonces (2012) preeminencia universal.
Twitter es un arma. Un arma de destrucción masiva (puede destruir la reputación de una persona en cuestión de horas, incluso aunque la información sea falsa), pero también un arma de asistencia social: puede generar una reacción en cadena para promover causas nobles. Twitter es el cielo y el infierno, en 140 caracteres.