
Microrrelato de Will Rodríguez: Preferencia de la sirena
Despertó en la playa, complacida por la ausencia de su cola: la sustituían dos largas y bronceadas piernas. Aún desnuda, corrió hacia el puerto para encontrar al marinero amado. Durante la búsqueda entró a la taberna y los hombres, incrédulos, se lanzaron sobre ella para manosearla. Un joven de brazos fuertes, enamorado a primera vista, repartió golpes entre sus adversarios y se la llevó al hostal. Meciéndose en la hamaca, ella le preguntó acerca de ese marinero por el que tanto rogó a Poseidón que la dotara de piernas. El joven, mostrándole su cuchillo, confesó que había muerto la noche anterior, que él mismo lo mató en defensa del honor de su hermana más pequeña.