Morir de éxito

Guardiola se marcha para descansar de esa espada de Damocles que supone conseguir todo lo que uno se propone. Han sido cuatro años muy duros sin espacio para la frustración, para el fracaso, para las dudas existencialistas. Si en vez conseguir trece títulos, hubiera conseguido solo dos o tres, Guardiola no estaría cansado, no estaría vacío, no estaría preparando su exilio a Inglaterra.