La danta comió suficiente de las hojas y frutas del Guanacaste y luego guardó un poco para compartir con su familia el maravilloso descubrimiento. Todas las dantas quedaron maravilladas con el delicioso olor y sabor del Guanacaste. Así que empezaron a buscar el árbol por todas partes persiguiendo el olor de su fruta a lo largo y ancho de la selva. Tanto olfatearon las Dantas y con mucho esmero, que sus trompas empezaron a estirarse y por fin con una trompa más larga pudieron detectar el Guanacaste a más de 80 metros de distancia, también el yolillo, el jobo, la jagua y la naranja.
Yenitza Anseume
Cuento infantil de Yenitza Anseume: Enriqueto, el ratón navegante
El ratón Enriqueto era un ratón chiquitico, Chiquitico, chiquirriquitico. Pero no era un ratón común y corriente, era un ratón marinero, muy valiente y aventurero. A Enriqueto le gustaba navegar en barcos grandes, grandotes grandotototes. Y sí que tenían que ser grandes, porque le gustaba el mar de las Antillas y tenía como propósito conocer todos los mares.
7 microrrelatos de Yenitza Anseume
Yenitza Anseume (Caracas, 1978) es artista, profesora de teatro, realizadora de títeres, guionista de audiovisuales y también escritora. En esta última faceta está especializada en la escritura de microrrelatos.
Y como muestra os dejo no un botón sino siete, algunos breves y otros muy breves, auténticas ráfagas narrativas.
Espero que sean de vuestro agrado.
Segundero
Yo conocí un pueblo llamado «Segundero». Allí Los relojes van apurados a hacer el mercado, al banco, al hospital, a la escuela, al trabajo, a hacer deportes, a cuidar a sus hijos y a ver a sus amores. Entonces, cuando vi que los relojes tenían alas, me di cuenta que en «Segundero» el tiempo pasa volando.
Microrrelato de Yenitza Anseume: Los sueños de Esteban
Esteban tenía la facultad de soñar cosas que al día siguiente sucedían. Esta vez soñó que andaba sobre la cabeza de un hombre elegante pero sencillo. A su paso las mujeres miraban y de inmediato sentían esa química que les atraía de aquel caballero. En las calles se escuchaban rumores y susurros de las féminas que le miraban caminar de lejos.